domingo, 1 de marzo de 2009

Nuevas amistades y algo más

Esa mañana fue bastante tranquila, Nico, mi nuevo compañero se ofreció a llevarme a conocer un poco la ciudad, patrullando, algo normal, ya que no sabia que podría hacer en la comisaria, ya que al ser recién llegada tenia mi escritorio vacio, no habia casos pendientes, no habia nada que revisar, ningún compañero me pedia ayuda por prisa...con lo cual acepté, sería una buena forma de entrar en acción, siempre podrían requerirnos por radio si sucedía algo. 

Los comienzos son siempre asi, quien me mandaria pedir de nuevo un cambio de comisaria, pero echaba de menos California, incluso más que Miami, el primer lugar donde pisé por primera vez USA, hice mis amigos, mi vida...si lo pienso, también echo mucho de menos Miami y echo de menos a Nick, mi mentor. Pero bien, ya estaba allí, en una semana estaria al dia de todo y mi vida volveria a ser maravillosa en la soleada e increible California. 

Lo que no sabia es que mi compañero, Nico, de ascendencia italiana era bastante escéptico con los californianos. El era un chico de ciudad, no estaba hecho para la costa, y me relataba mientras yo conocía desde el coche esta nueva ciudad que pensaba volver a ella en el futuro. Le comprendí perfectamente, era mi mismo retrato con Chicago y California, pero el con California y New York.

Y es que se le veía, era un hombre de llevar traje (como buen italiano, por otra parte), un hombre elegante, cuidado, al que se le ponian los pelos de punta al ver a un agente hablando como un pijo, el estaba acostumbrado a la dureza de las calles, donde se habia criado. Cuando hablaba de New York, sus preciosos ojos castaños brillaban y su hoyuelo se marcaba más al sonreir recordando esa vida.

-Quizás, con el tiempo te acostumbres a este estado de locos, como dices.
-No lo se, cuando llegué, hace seis meses, sólo deseaba irme, ahora recuerdo New York, pero no de la misma forma.
-Quizás si encuentras algún aliciente cambies de parecer.
-Creo que lo he encontrado -dijo entre ensimismado e ilusionado.
-No se si preguntarte cual es...-respondí dubitativa.
-Si eres buena detective lo averiguarás pronto -sonrió guiñandome un ojo.

Tras una mañana de lo más tranquila, con sólo un par de avisos leves que solucionamos en poco tiempo, más por querer Nico que conociera la forma de trabajar allí, que porque nos incumbiera, nos terminamos dirigiendo a la comisaria de nuevo.

-De momento, espero que no te importe que el que conduzca sea yo.
-Para nada, todo tuyo. Necesito unos días para comenzar a familiarizarme con la ciudad.

Nico aparcó el coche y nos dirigimos al edificio de la comisaria.

En un rápido oteo ví que ya quedaban pocos compañeros, supuse, por la hora que habrían ido a almorzar. Habia pasado la mañana tan rápido y tan entretenida que no habia pensado en absoluto en el almuerzo.

Saludé al simpático oficial de recepción y charlé unos minutos con el. Le ofrecí mi ayuda, agradecido me ofreció primero la suya si algo desconocia en mis primeros días. 

El capitán estaba en su oficina, colgado al teléfono, nuestras miradas se cruzaron y yo cambié de dirección la mía y continué mi charla con el oficial. El ya habia almorzado y me recomendó varios sitios cercanos.

-Detective -dijo la voz del capitán a mi espalda.
-Si capitán -contesté girandome sobre mi misma.
-¿Ha tenido una buena mañana? -preguntó para mi asombro.
-Si, he conocido el distrito gracias a mi compañero y hemos actuado en un par de asuntos leves.
-Me alegro que se vaya integrando al equipo tan rápidamente -respondió con una amable sonrisa. 
-Gracias.
-¿Ha almorzado ya?
-No, aún no. Queria ver si habia algún asunto pendiente.
-No se preocupe, no hay nada. Permítame que la invite a almorzar. 
-No se si...
-Insisto -me interrumpió. 
-En ese caso tendré que decir que si -le sonreí.

Continuará...

miércoles, 25 de febrero de 2009

Nueva comisaria, nueva vida...

Decidí dejar la mudanza para la tarde, asi que de momento, abandoné el hotel con mis maletas y pertenencias en mi coche (las que no venian por servicio postal). Confiando en que a pesar de ser algo relativamente goloso nadie quisiera robarme el coche o romperme un cristal. Al fin y al cabo, suponia que iba a mantenerse todo el día aparcado en la comisaría.

Llegué bien temprano, a primera hora de la manana. Pregunté nuevamente por el capitán Night. Pero nuevamente me dijeron que no se encontraba, aunque en esta ocasión el agente me dijo que podía esperarle en el despacho. Allí entré, y antes de tomar asiento pude ver las fotografias del capitán colgadas en la pared. Al parecer era un ex-marine, quizás de los del Golfo Pérsico -pensé- Lo que no cabía duda es de que era o al menos habia sido un hombre muy atractivo.

Tomé asiento y esperé sin dejar de mirar el despacho...

-Disculpe, el tráfico está horrible -dijo una voz a mi espalda que como un resorte me hizo levantarme.
-Capitán -le saludé tendiendole la mano. Soy...
-Si, la detective Blake, lo sé -me interrumpió mientras me estrechaba la mano y me revisaba de arriba a abajo de una forma casi incómoda.
-Efectivamente, yo misma.
-Tendrá que disculparme por no haberla recibido ayer, y haberla hecho esperar hoy - continuó mientras se apoyaba en su escritorio sin quitarme ojo de encima.
-No tiene importancia, capitán.
-Bien, la estaba esperando, me han dicho que viene de Chicago, y anteriormente estuvo en Los Angeles. Tuvo algún problema? Cuénteme.
-No, no tuve ningún problema. Comencé mi carrera en Los Angeles, pero al ascender a Detective, en mi comisaria no habia plazas, asi que probé con otor destino, pensé que sería beneficioso para mi entrenamiento. Me fue concedido Chicago, pero tras un tiempo allí, sinceramente echaba de menos la soleada California.
-Si, ya sabemos que Chicago en la ciudad del viento. Yo tampoco podría vivir en otro lugar que no fuera California.
-Desde luego -contesté.
-Bien, supongo que ha venido con ganas de trabajar e incorporarse. Le enseñaré su nuevo escritorio y le presentaré a su compañero -dijo abriéndome la puerta-.
-Gracias.

Nos dirigimos a uno de los laterales de la comisaria, no lejos de la oficina del capitán, un escritorio como tantos otros.

-Si necesitas alguna ayuda, puedes consultar con tu compañero. Creo que ya lo conoces, es el detective Bonetto -alzó la mano y la voz al pronunciar su nombre para llamar su atención en el momento en el que entraba por detrás del mostrador de la entrada.

-Si, le conocí ayer.
-Buenos días, saludó el atractivo Bonetto. Veo que el capitán ya te ha comunicado que seremos compañeros. Será un placer trabajar contigo.
-Gracias, espero no darte mucho trabajo al principio.
-No te preocupes, yo también soy casi recién llegado -añadió con una sonrisa Bonetto. Por cierto, llamame Nico.
-Angie.
-Genial Angie, -estrechó mi mano- Discúlpame un momento -sonó su móvil y se alejó.

El capitán aún permanecía allí:
-Bienvenida a la familia, Angie. Yo soy Midiam. Y espero que podamos almorzar juntos pronto.
-Gracias -me sorprendió su invitación.
-Ahora te dejo, para que te vayas familiarizando -dijo dirigiéndose a su oficina.

La verdad es que el capitán era un hombre, que a pesar de sus cuarenta y algo años era muy atractivo, me atrevería a decir que incluso habia ganado atractivo desde sus fotos de juventud en la marina. No era el típico guaperas como Tom Cruise, era un atractivo interesante, alto, atlético, con clase.

Continuará...