sábado, 9 de noviembre de 2013

Hola de nuevo y se acerca Acción de Gracias

Han sido unos años un poco complicados los pasados, por eso abandoné el blog y no me acordé de él mas... pero de nuevo es mi intención retomarlo, seguir donde dejé mi historia... 

Se acerca acción de gracias, y de nuevo, si no cambian mis planes iré a Chicago donde vive mi amiga Thelma. Para pasar con ella y su maravillosa familia ese día. Y quien sabe? Igual vuelva en Navidad también. Se viven momentos maravillosos en su hogar. 

Abrazos!

domingo, 1 de marzo de 2009

Nuevas amistades y algo más

Esa mañana fue bastante tranquila, Nico, mi nuevo compañero se ofreció a llevarme a conocer un poco la ciudad, patrullando, algo normal, ya que no sabia que podría hacer en la comisaria, ya que al ser recién llegada tenia mi escritorio vacio, no habia casos pendientes, no habia nada que revisar, ningún compañero me pedia ayuda por prisa...con lo cual acepté, sería una buena forma de entrar en acción, siempre podrían requerirnos por radio si sucedía algo. 

Los comienzos son siempre asi, quien me mandaria pedir de nuevo un cambio de comisaria, pero echaba de menos California, incluso más que Miami, el primer lugar donde pisé por primera vez USA, hice mis amigos, mi vida...si lo pienso, también echo mucho de menos Miami y echo de menos a Nick, mi mentor. Pero bien, ya estaba allí, en una semana estaria al dia de todo y mi vida volveria a ser maravillosa en la soleada e increible California. 

Lo que no sabia es que mi compañero, Nico, de ascendencia italiana era bastante escéptico con los californianos. El era un chico de ciudad, no estaba hecho para la costa, y me relataba mientras yo conocía desde el coche esta nueva ciudad que pensaba volver a ella en el futuro. Le comprendí perfectamente, era mi mismo retrato con Chicago y California, pero el con California y New York.

Y es que se le veía, era un hombre de llevar traje (como buen italiano, por otra parte), un hombre elegante, cuidado, al que se le ponian los pelos de punta al ver a un agente hablando como un pijo, el estaba acostumbrado a la dureza de las calles, donde se habia criado. Cuando hablaba de New York, sus preciosos ojos castaños brillaban y su hoyuelo se marcaba más al sonreir recordando esa vida.

-Quizás, con el tiempo te acostumbres a este estado de locos, como dices.
-No lo se, cuando llegué, hace seis meses, sólo deseaba irme, ahora recuerdo New York, pero no de la misma forma.
-Quizás si encuentras algún aliciente cambies de parecer.
-Creo que lo he encontrado -dijo entre ensimismado e ilusionado.
-No se si preguntarte cual es...-respondí dubitativa.
-Si eres buena detective lo averiguarás pronto -sonrió guiñandome un ojo.

Tras una mañana de lo más tranquila, con sólo un par de avisos leves que solucionamos en poco tiempo, más por querer Nico que conociera la forma de trabajar allí, que porque nos incumbiera, nos terminamos dirigiendo a la comisaria de nuevo.

-De momento, espero que no te importe que el que conduzca sea yo.
-Para nada, todo tuyo. Necesito unos días para comenzar a familiarizarme con la ciudad.

Nico aparcó el coche y nos dirigimos al edificio de la comisaria.

En un rápido oteo ví que ya quedaban pocos compañeros, supuse, por la hora que habrían ido a almorzar. Habia pasado la mañana tan rápido y tan entretenida que no habia pensado en absoluto en el almuerzo.

Saludé al simpático oficial de recepción y charlé unos minutos con el. Le ofrecí mi ayuda, agradecido me ofreció primero la suya si algo desconocia en mis primeros días. 

El capitán estaba en su oficina, colgado al teléfono, nuestras miradas se cruzaron y yo cambié de dirección la mía y continué mi charla con el oficial. El ya habia almorzado y me recomendó varios sitios cercanos.

-Detective -dijo la voz del capitán a mi espalda.
-Si capitán -contesté girandome sobre mi misma.
-¿Ha tenido una buena mañana? -preguntó para mi asombro.
-Si, he conocido el distrito gracias a mi compañero y hemos actuado en un par de asuntos leves.
-Me alegro que se vaya integrando al equipo tan rápidamente -respondió con una amable sonrisa. 
-Gracias.
-¿Ha almorzado ya?
-No, aún no. Queria ver si habia algún asunto pendiente.
-No se preocupe, no hay nada. Permítame que la invite a almorzar. 
-No se si...
-Insisto -me interrumpió. 
-En ese caso tendré que decir que si -le sonreí.

Continuará...

miércoles, 25 de febrero de 2009

Nueva comisaria, nueva vida...

Decidí dejar la mudanza para la tarde, asi que de momento, abandoné el hotel con mis maletas y pertenencias en mi coche (las que no venian por servicio postal). Confiando en que a pesar de ser algo relativamente goloso nadie quisiera robarme el coche o romperme un cristal. Al fin y al cabo, suponia que iba a mantenerse todo el día aparcado en la comisaría.

Llegué bien temprano, a primera hora de la manana. Pregunté nuevamente por el capitán Night. Pero nuevamente me dijeron que no se encontraba, aunque en esta ocasión el agente me dijo que podía esperarle en el despacho. Allí entré, y antes de tomar asiento pude ver las fotografias del capitán colgadas en la pared. Al parecer era un ex-marine, quizás de los del Golfo Pérsico -pensé- Lo que no cabía duda es de que era o al menos habia sido un hombre muy atractivo.

Tomé asiento y esperé sin dejar de mirar el despacho...

-Disculpe, el tráfico está horrible -dijo una voz a mi espalda que como un resorte me hizo levantarme.
-Capitán -le saludé tendiendole la mano. Soy...
-Si, la detective Blake, lo sé -me interrumpió mientras me estrechaba la mano y me revisaba de arriba a abajo de una forma casi incómoda.
-Efectivamente, yo misma.
-Tendrá que disculparme por no haberla recibido ayer, y haberla hecho esperar hoy - continuó mientras se apoyaba en su escritorio sin quitarme ojo de encima.
-No tiene importancia, capitán.
-Bien, la estaba esperando, me han dicho que viene de Chicago, y anteriormente estuvo en Los Angeles. Tuvo algún problema? Cuénteme.
-No, no tuve ningún problema. Comencé mi carrera en Los Angeles, pero al ascender a Detective, en mi comisaria no habia plazas, asi que probé con otor destino, pensé que sería beneficioso para mi entrenamiento. Me fue concedido Chicago, pero tras un tiempo allí, sinceramente echaba de menos la soleada California.
-Si, ya sabemos que Chicago en la ciudad del viento. Yo tampoco podría vivir en otro lugar que no fuera California.
-Desde luego -contesté.
-Bien, supongo que ha venido con ganas de trabajar e incorporarse. Le enseñaré su nuevo escritorio y le presentaré a su compañero -dijo abriéndome la puerta-.
-Gracias.

Nos dirigimos a uno de los laterales de la comisaria, no lejos de la oficina del capitán, un escritorio como tantos otros.

-Si necesitas alguna ayuda, puedes consultar con tu compañero. Creo que ya lo conoces, es el detective Bonetto -alzó la mano y la voz al pronunciar su nombre para llamar su atención en el momento en el que entraba por detrás del mostrador de la entrada.

-Si, le conocí ayer.
-Buenos días, saludó el atractivo Bonetto. Veo que el capitán ya te ha comunicado que seremos compañeros. Será un placer trabajar contigo.
-Gracias, espero no darte mucho trabajo al principio.
-No te preocupes, yo también soy casi recién llegado -añadió con una sonrisa Bonetto. Por cierto, llamame Nico.
-Angie.
-Genial Angie, -estrechó mi mano- Discúlpame un momento -sonó su móvil y se alejó.

El capitán aún permanecía allí:
-Bienvenida a la familia, Angie. Yo soy Midiam. Y espero que podamos almorzar juntos pronto.
-Gracias -me sorprendió su invitación.
-Ahora te dejo, para que te vayas familiarizando -dijo dirigiéndose a su oficina.

La verdad es que el capitán era un hombre, que a pesar de sus cuarenta y algo años era muy atractivo, me atrevería a decir que incluso habia ganado atractivo desde sus fotos de juventud en la marina. No era el típico guaperas como Tom Cruise, era un atractivo interesante, alto, atlético, con clase.

Continuará...

jueves, 23 de octubre de 2008

Y de nuevo en California...

Disculpen de nuevo mi retraso. Soy incorregible e imperdonable.

Tras muchas horas de viaje llegué a California de nuevo, lo primero que hice fue comprar un diario local, donde poder conseguir un alojamiento lo más rápido posible, ya que no deseaba estar viviendo en un hotel por demasiado tiempo. Por como vivi en Chicago decidi que quizás lo mejor era compartir, al menos tendría alguien con quien hablar despues del trabajo y compartir las tareas.

Con el diario bajo el brazo me dirigí a la comisaría, con la intención de presentarme a mi superior, el capitán Night, pero habia salido. Informé de quien era y un detective, muy guapo, por cierto, que estaba al tanto de mi llegada me entregó lo que allí necesitaria. El detective Bonetto me comunicó que el capitán sentia no poder estar para recibirme, pero que a la mañana siguiente podría conocerlo, si estaba dispuesta a incorporarme inmediatamente, a lo que respondí que si, por supuesto.

Ya en el hotel telefonee a los diferentes anuncios de departamentos compartidos y concerté varias citas para esa misma tarde. No se porque elegí la que elegí la primera de todas, pero resultó ser la buena, de hecho no me hizo falta ver ninguna más. Mi compañera se llamaba Angela y tenia una niña pequeña. En un primer momento pensé que sería soltera o separada, pero más tarde me enteré de que en realidad era viuda. Aunque mis sorpresas con ella no terminarían ahi. Llegamos a un acuerdo económico y de tareas de hogar y decidí mudarme alli al día siguiente, realmente me cayó muy bien esta chica al conocerla.

Continuare...

jueves, 18 de septiembre de 2008

Y en Chicago

Nuevamente vengo a contarles un nuevo capítulo de mi vida, aunque resumido, los recuerdos vagan y no son tan claros como en el momento en el que se viven las experiencias.

Cuando llegué a Chicago con mi placa de detective bajo el brazo, me costó adaptarme a la vida de la ciudad, aparte de que era una ciudad muy fría y ventosa, me costó hacer amigos fuera del trabajo. La ciudad era complicada y aunque al final estuve agusto allí, deseaba volver a la agradable costa californiana.

Mis amistades se reducían en su mayoria a compañeros de trabajo, pero no se porque no pude trabar un verdadera relación de amistad, excepto con un agente raso de policía, Carl. Era afroamericano, muy buena persona, al cabo de un par de meses me invitó a su casa a comer un domingo y desde entonces, congenié muy bien con su familia, su esposa y sus hijos, la verdad es que era sólo un par de años más vieja que su hijo mayor y creo que me vio tan desamparada en la ciudad que quiso echarme una mano.

Su esposa, una excelente persona, trabajaba en uno de los diarios matutinos de la ciudad y sus hijos, estuadiaban, el mayor, tenia un brillante futuro en el deporte profesional, pero Carl siempre le animaba a que siguiera estudiando, "el deporte pasa, pero los estudios ahi quedan", le decía siempre. Sin duda fueron mi familia durante el año y poco que estuve en la ciudad.

Luego pedí el translado a California, no me tocó en Los Angeles, pero si en una comisaría cerca de San Francisco, ahi nuevamente comencé a sentirme como en casa.

Otro dia os cuento más.

sábado, 23 de agosto de 2008

Y mi vida sigue...

Disculpen mi tardanza en volver a escribir en esta bitácora. Quizás lo dejé aparcado mientras vivía para trabajar. Han sido unos meses duros acá.

Continuaré donde lo dejé, ya que en estos momentos estoy despierta, quizás el trabajo me agobia, pero ya no me volveré a dormir por esta noche...

Cuando llegué a Los Angeles, todo aquello me parecía maravilloso, el sueño americano que llaman aquí, comenzaba a hacerse realidad para mi.

Ciertamente la academia era muy dura, pero cuando algo quieres algo te cuesta y con buen talante lo sobrellevas todo.

Al par de meses de estar allí conocí mediante cuestiones laborales a un bombero, Jack, una bella persona, con el cual surgió una grata amistad, no piensen mal, ya que sólo fue eso. Era viudo con apenas 40 años y tenía cuatro hijos. Sinceramente era una situación muy dura para el estar en esa situación, sobre todo al principio, cuando su esposa falleció, según me contó. Yo conocí su vida aproximadamente un año despues de la muerte de ésta, cuando trataba de recomponerla y sus amigos intentaban emparejarlo continuamente.

Recuerdo a Jeff, el hijo mayor, de 20 años entonces, igual que yo en esa época, era adorable y guapisimo, manteníamos unas maravillosas charlas, es un chico muy inteligente y también con grandes valores, como su padre. Quizás de ahí pudiera haber surgido algo especial entre ambos, pero las circunstancias no fueron apropiadas en aquel momento, yo estaba centrada en la academia, la comisaría...y el con sus estudios. Quizás fuimos cobardes y debimos arriesgarnos, pero el futuro nos tiene preparadas distintas sorpresas o como dicen, nuestro destino está escrito y no me arrepiento de nada, y el tampoco, según hemos hablado años después. Por cierto, cada día está más guapo ;-)

De mis compañeros de academia...pues si, aún conservo amistades por todo el país, ya que cada uno cogió su destino y apenas queda nadie en Los Angeles, por no hablar de los que aunque son amigos o conocidos, en su día dejaron la academia, unos suspendidos y otros porque creian que aquello no merecía tanto sacrificio. Ya sabéis, como en todos lados, siempre hay personas que se dan cuenta que su decisión en aquel momento no fue la acertada y dan marcha atrás.

Si no os cuento más de la academia es quizás porque considero que sería aburrido daros a conocer aquella época, ya sabéis, clases, prácticas, patrullas con agentes, para aprender...nada especial ni nada que se salga de la normalidad, al fin y al cabo éramos novatos y no nos daban nada de importancia, porque estabamos muy verdes.

Un año después, quise seguir avanzando, la vida de uniformado no era para mi, me preparé el exámen a detective, y con mucho esfuerzo, como siempre, logré obtener una plaza.

Lástima que en la comisaría donde estaba destinada en aquellas fechas no hubieran plazas libres. Ya se que me podría haber quedado en la ciudad, que entre todas las que hay, alguna plaza habría, o quizás en alguna de las ciudades cercanas, pero, aunque estaba contenta allí, creo que necesitaba un cambio, no necesitaba ser el agente que ascendió a detective durante muchos años. En el cuerpo de policia, aunque somos muchos, dentro de la misma ciudad nos conocemos todos.

Así que opté por dar el salto, y allí donde me ofrecieron una plaza, allí fuí, Chicago.

La próxima ocasión les contaré acerca de mi vida allí.

viernes, 18 de enero de 2008

Feliz Año - Mi Navidad

Hola amigos bloggers!! Sigo esperando que me dejéis comentarios, me hace mucha ilusión.

Dejar un poco aparcada mi historia para contaros que Thelma, la mamá de Adam, mi ex, y gran amiga mia me invitó a pasar la navidad en su casa, con sus hijos, obviamente Adam, Gillian y John. Aunque ambos trabajamos en San Francisco, su mamá vive en Chicago, ya se que es cruzar todo el país, pero ha sido una navidad bellisima.

En una situación muy adversa de la vida, ella y yo nos unimos mucho, y hoy en dia somos grandes amigas. (en mi historia llegaréis a encontrar esta situación)

Mañana les contaré más.


Besitos. Angie.