miércoles, 25 de febrero de 2009

Nueva comisaria, nueva vida...

Decidí dejar la mudanza para la tarde, asi que de momento, abandoné el hotel con mis maletas y pertenencias en mi coche (las que no venian por servicio postal). Confiando en que a pesar de ser algo relativamente goloso nadie quisiera robarme el coche o romperme un cristal. Al fin y al cabo, suponia que iba a mantenerse todo el día aparcado en la comisaría.

Llegué bien temprano, a primera hora de la manana. Pregunté nuevamente por el capitán Night. Pero nuevamente me dijeron que no se encontraba, aunque en esta ocasión el agente me dijo que podía esperarle en el despacho. Allí entré, y antes de tomar asiento pude ver las fotografias del capitán colgadas en la pared. Al parecer era un ex-marine, quizás de los del Golfo Pérsico -pensé- Lo que no cabía duda es de que era o al menos habia sido un hombre muy atractivo.

Tomé asiento y esperé sin dejar de mirar el despacho...

-Disculpe, el tráfico está horrible -dijo una voz a mi espalda que como un resorte me hizo levantarme.
-Capitán -le saludé tendiendole la mano. Soy...
-Si, la detective Blake, lo sé -me interrumpió mientras me estrechaba la mano y me revisaba de arriba a abajo de una forma casi incómoda.
-Efectivamente, yo misma.
-Tendrá que disculparme por no haberla recibido ayer, y haberla hecho esperar hoy - continuó mientras se apoyaba en su escritorio sin quitarme ojo de encima.
-No tiene importancia, capitán.
-Bien, la estaba esperando, me han dicho que viene de Chicago, y anteriormente estuvo en Los Angeles. Tuvo algún problema? Cuénteme.
-No, no tuve ningún problema. Comencé mi carrera en Los Angeles, pero al ascender a Detective, en mi comisaria no habia plazas, asi que probé con otor destino, pensé que sería beneficioso para mi entrenamiento. Me fue concedido Chicago, pero tras un tiempo allí, sinceramente echaba de menos la soleada California.
-Si, ya sabemos que Chicago en la ciudad del viento. Yo tampoco podría vivir en otro lugar que no fuera California.
-Desde luego -contesté.
-Bien, supongo que ha venido con ganas de trabajar e incorporarse. Le enseñaré su nuevo escritorio y le presentaré a su compañero -dijo abriéndome la puerta-.
-Gracias.

Nos dirigimos a uno de los laterales de la comisaria, no lejos de la oficina del capitán, un escritorio como tantos otros.

-Si necesitas alguna ayuda, puedes consultar con tu compañero. Creo que ya lo conoces, es el detective Bonetto -alzó la mano y la voz al pronunciar su nombre para llamar su atención en el momento en el que entraba por detrás del mostrador de la entrada.

-Si, le conocí ayer.
-Buenos días, saludó el atractivo Bonetto. Veo que el capitán ya te ha comunicado que seremos compañeros. Será un placer trabajar contigo.
-Gracias, espero no darte mucho trabajo al principio.
-No te preocupes, yo también soy casi recién llegado -añadió con una sonrisa Bonetto. Por cierto, llamame Nico.
-Angie.
-Genial Angie, -estrechó mi mano- Discúlpame un momento -sonó su móvil y se alejó.

El capitán aún permanecía allí:
-Bienvenida a la familia, Angie. Yo soy Midiam. Y espero que podamos almorzar juntos pronto.
-Gracias -me sorprendió su invitación.
-Ahora te dejo, para que te vayas familiarizando -dijo dirigiéndose a su oficina.

La verdad es que el capitán era un hombre, que a pesar de sus cuarenta y algo años era muy atractivo, me atrevería a decir que incluso habia ganado atractivo desde sus fotos de juventud en la marina. No era el típico guaperas como Tom Cruise, era un atractivo interesante, alto, atlético, con clase.

Continuará...